Pérdida de volumen y de armonía, sensación de cansancio y envejecimiento son algunas de las consecuencias que tiene el ineludible paso del tiempo. Cumplir años, de un modo u otro, afecta a nuestro organismo. En diferentes zonas, como en la piel de la cara, el colágeno va disminuyendo, lo que puede provocar que los pómulos pierdan volumen y aumenten esa sensación de envejecimiento, algo que puede afectar la confianza y la autoestima de las personas.
No en vano, los pómulos juegan un rol esencial en la cara. En concreto, son los que definen la estructura facial y tienen un papel clave a la hora de mantener un aspecto juvenil y armonioso. A la hora de mejorar su influencia en el rostro, por suerte, la ciencia y la medicina han evolucionado para desarrollar soluciones como la del aumento de pómulos sin cirugía con las que rejuvenecer el rostro sin tener que pasar por quirófano.
Esta técnica es un procedimiento estético mínimamente invasivo que utiliza rellenos faciales para aumentar el volumen de los pómulos. Utilizando ácido hialurónico, un componente natural de nuestra piel, es posible retener la humedad, mantener el tono, la textura y la hidratación de la piel de los pómulos. Para hacer estas intervenciones, los profesionales utilizan microinyecciones con las que es posible aumentar la hidratación facial de manera inmediata y recuperar el relleno del pómulo de una forma natural, lo que lo convierte en una de las técnicas más seguras a la hora de aumentar los pómulos sin cirugía.
En cuanto a los tipos de intervenciones donde está más recomendado este método, estos son en los casos donde se quiere recuperar la posición y el perfil del propio pómulo. Gracias al uso del ácido hialurónico, el paciente verá de una forma inmediata el aumento del volumen, al tiempo que las arrugas se suavizan.
Una piel más hidratada, la armonización de la composición y estructura de la cara y, en definitiva, un aspecto más juvenil del rostro son las principales ventajas que se constatan con esta técnica sin cirugía.
Cuál es el tratamiento para para aumentar los pómulos sin cirugía
El tratamiento del aumento de pómulos sin cirugía es sencillo y rápido. No obstante, antes de comenzar hay que realizar un análisis exhaustivo de las proporciones faciales para determinar los puntos exactos de aplicación y la cantidad de ácido necesaria. Esta planificación personalizada es crucial para lograr resultados naturales y armoniosos.
Una vez identificadas las necesidades, los profesionales proceden con las microinyecciones de ácido hialurónico en los pómulos, procedimiento que dura aproximadamente 15 minutos y con el que el paciente puede regresar a sus actividades diarias inmediatamente.
Las ventajas de este tratamiento, que no requiere de anestesia y es indoloro, son enormes con respecto a otras intervenciones más invasivas. Además y para minimizar las molestias durante la intervención, las cánulas que se suelen utilizar para incorporar el relleno de ácido hialurónico son muy finas, gracias a lo que no producen sensación de dolor o molestias en el paciente.
Otros de los beneficios de esta técnica es que los resultados son inmediatos y mejoran progresivamente durante las siguientes semanas. Además, el ácido hialurónico aporta volumen y mejora la calidad de la piel. En cuanto a la duración del tratamiento, la estimación es que los efectos pueden durar entre 12 y 18 meses, dependiendo de las características individuales de cada paciente.
Sin embargo, como tratamiento que tiene un impacto en la salud, requiere la intervención de profesionales acreditados, ya que gran parte del resultado depende de la experiencia del profesional sanitario.
Con esta técnica basada en microinyecciones es posible conseguir un aumento de pómulos sin cirugía de una forma sencilla y segura. Es, por tanto, una solución moderna y efectiva para quienes quieren rejuvenecer su rostro de una manera natural, logrando el equilibrio del contorno del rostro, algo que está íntimamente ligado con la relación entre los pómulos, las mejillas y el óvalo.
Si sus bondades son elevadas, también pueden serlo los riesgos en caso de que esta intervención sea practicada por personas ajenas a la profesión o no especializadas. Por ello, es importante insistir en que lo fundamental a la hora de someterse a un tratamiento de rejuvenecimiento facial es acudir a profesionales cualificados y reconocidos, que trabajen con los mejores materiales y garanticen la seguridad y calidad de cada intervención.
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