El sistema inmune es uno de los más complejos del organismo. Compuesto por varios órganos y tejidos diferentes, hay varios tipos de inmunidad que entran en juego para protegernos de los agentes extraños. La primera de todas ellas es la inmunidad innata.
Desde incluso antes del nacimiento, cualquier persona ya dispone de una protección primaria que reacciona frente a un peligro externo. Esta se conoce como inmunidad natural, que poco a poco se va desarrollando y fortaleciendo a medida que el bebé se va exponiendo a múltiples agentes.
¿Quieres saber cómo reforzar tu inmunidad celular innata y de la de toda tu familia de la manera más simple? Te explicamos todo el proceso para empieces a cuidarte fortaleciendo las defensas del cuerpo
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✅ ¿Qué es el sistema inmune?
El sistema inmunitario es el sistema de defensa que tiene el cuerpo para protegerse contra las infecciones y los cuerpos externos extraños. Lo compone una compleja red de células, órganos y determinadas sustancias que estos producen, con el fin de atacar a los gérmenes invasores.
Este sistema es uno de los más completos del organismo, ya que se distribuye por todo el cuerpo en diferentes zonas. Entre las partes principales que conforman el sistema inmune se encuentran:
- La piel: primera barrera que impide que los gérmenes ingresen al interior del cuerpo.
- Membranas mucosas: revestimientos internos que protegen a algunos órganos y cavidades que dan al exterior.
- Glóbulos blancos: principales células que luchan activamente contra los gérmenes.
- Sistema linfático: conjunto de órganos encargados de producir y gestionar la acción de las células inmunitarias. Incluye el timo, el bazo, los ganglios linfáticos, las amígdalas y la médula ósea.
Tipos de inmunidad: innata vs adaptativa
Cuando una sustancia u organismo externo penetra en el interior del organismo saltándose las primeras barreras de seguridad, el sistema inmunitario se activa para detectar a los antígenos que estos contienen.
Esta activación puede ocurrir en varias zonas del organismo y a diferentes niveles.
Los antígenos están en los gérmenes, virus, sustancias químicas, tóxicos o cualquier partícula considerada extraña, marcándolos para convertirlos en el principal objetivo de ataque para las células inmunitarias, conocidas como anticuerpos.
Desde el nacimiento, cada ser humano tiene una serie de anticuerpos que reaccionan frente a los antígenos más comunes, que es la inmunidad innata. En cambio, la inmunidad adaptativa se adquiere tras la exposición a una enfermedad o tóxico específico.
? ¿Qué es la inmunidad innata?
La inmunidad innata es aquella que cada persona tiene de manera natural, heredada de los padres a través de los genes. Se conoce también como inmunidad genética, y ofrece la protección más primaria y básica, que dura de por vida.
A diferencia de la inmunidad adaptativa o adquirida, la inmunidad innata es de acción rápida, y no se activa de manera individual para un agente externo concreto.
Además de las barreras físicas como la piel y las mucosas, o las barreras químicas como las lágrimas, la saliva o los ácidos del estómago, las células inmunitarias se activan en respuesta a unos antígenos más generales, como los lipopolisacáridos o los peptidoglicanos típicos de los virus y las bacterias patógenas.
Según el blog Microbiota y Bienestar, blog enfocado a profesionales y expertos sanitarios donde se recogen consejos y cuidados para la salud, una de las barreras más importantes de la inmunidad innata es la microbiota intestinal. De ahí que en su artículo acerca de la inmunidad se centren en la función de los probióticos sobre la respuesta inmunológica del cuerpo.
La mayor concentración de células inmunitarias que forman parte de esta inmunidad innata se encuentra en el intestino. El sistema digestivo es una de las principales puertas de entrada de patógenos, y por lo tanto, un gran volumen de la protección se concentra justo aquí.
? Microbiota intestinal e inmunidad innata
La microbiota intestinal es uno de los mecanismos de defensa más importantes del cuerpo humano. Tanto las propias bacterias intestinales como el sistema inmunitario se encuentran en un perfecto equilibrio para controlar las bacterias patógenas y otros gérmenes que penetran en el organismo a través del sistema digestivo.
Para que el funcionamiento de la respuesta inmune innata sea completo, la flora intestinal debe presentar una actividad alta. La colonización de bacterias beneficiosas para el intestino permite una mayor resistencia a los antígenos y gérmenes de la dieta.
Probióticos y prebióticos para fortalecer el sistema inmune
¿Cómo podemos promover la inmunidad innata de una persona de la manera más natural? Con el consumo de probiótico, ¡por supuesto!
Los probióticos son bacterias que reponen el equilibrio de la microbiota intestinal, evitando el crecimiento de microorganismos patógenos que son combatidos por estas mismas bacterias.
Entre las cepas de bacterias beneficiosas a nivel intestinal destacan las siguientes:
- Lactobacillus paracasei
- Bifidobacterium Breve
- Lactobacillus Rhamosus
Los prebióticos a su vez son un tipo de alimento que consume especialmente microbiota intestinal. Forman parte de la fibra no digerible de la dieta, compuesta principalmente por polisacáridos y oligosacáridos que no pueden digerir las enzimas humanas.
Tomar regularmente probióticos y prebióticos mejora las digestiones, la absorción de nutrientes, y refuerza el sistema inmunitario a nivel intestinal. Es importante aportarlos durante los primeros años de vida, cuando la inmunidad innata se está desarrollando, pero también a lo largo de toda la etapa adulta para mantenerla siempre alerta.
? Otros tipos de inmunidades
¿Cuáles son los otros tipos de inmunidades que existen además de la inmunidad innata? Los seres humanos adquirimos la respuesta inmune en nuestro organismo a través de vías muy variadas:
Inmunidad activa
También conocida como inmunidad adaptativa, es la respuesta inmune que se va desarrollando a lo largo de la vida de una persona cuando esta se expone a determinados agentes externos.
Esto puede ocurrir después de pasar una enfermedad o por la aplicación de una vacuna. En ambos casos, el sujeto desarrolla anticuerpos específicos, que en caso de que el agente extraño vuelva a introducirse en el organismo, activarían inmediatamente la respuesta inmune.
La inmunidad activa puede ser de corta duración, de larga duración, o para toda la vida. Ello dependerá del tipo de antígenos y anticuerpos que intervengan.
Inmunidad pasiva
Por último cabe destacar la inmunidad pasiva, que es la que recibe el bebé a través de la madre. El niño recibe en este caso determinados anticuerpos contra una enfermedad que vienen de su madre, no los ha producido él mismo.
Otra forma de obtener anticuerpos pasivos es a través de productos sanguíneos que los contengan, proporcionando una inmunidad inmediata pero de corta duración, como es el caso de algunos tipos de vacunas o medicamentos.
En todos los casos, cuidar la alimentación y mantener un óptimo estilo de vida influye de manera positiva en el completo desarrollo del sistema inmune.
Ya sea para potenciar la inmunidad innata, como para mantener al organismo más fuerte en el caso de tener que enfrentarse a un agente patógeno desconocido, podemos mejorar la respuesta inmune a través de diferentes medios.
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